Un mensaje que llega al móvil, a horas intempestivas, diciendo "te echo de menos".
Aparecer de repente en el umbral de mi puerta, por sorpresa, sólo por querer dar un abrazo profundo, fuerte y prolongado.
Una visita rápida al trabajo, para dar un beso y una sonrisa.
Dar un paseo, recoger una flor y que sea el regalo más impresionante del mundo.
La espontaneidad nacida del amor. La cercanía.
Para mí es necesario.
Es vida.