Una mano la sujeta con cuidado, para que no se caiga y se manche, de tan blanca como es. Casi irreal, luminosa, grande. Es necesario velarla para que no haga enloquecer a quien mira. Hipnótica. Pero ella queda ahí, ausente, ajena a tanta hermosura...Como la luna de agosto.
1 comentario:
Gracias P. Me alegro y espero que a ti tambien te vaya todo bien. Besos.
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