Hay algo que no se cura en mi cabecita. Algo que no funciona, que me hace estar triste y no quererme. Algo que hace que quien me quiere lo pase mal, y que yo me culpe por eso, y por no remontar.
Hace unos minutos veía en una serie de televisión la siguiente escena: un hombre en un hospital, descansando de una operación reciente, al que se le acerca su familia. Todos están en silencio, un silencio tranquilo, aliviado. La cámara se acerca y capta un detalle: el hijo de ese hombre le acaricia el brazo, le aprieta la mano.
En ese momento he imaginado, en otra situación, a mi posible hijo cogiendo de la mano a mi pareja. Y he sentido dentro del pecho un calor ligero que ha contrastado con el frío que tengo.
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Hace unos minutos veía en una serie de televisión la siguiente escena: un hombre en un hospital, descansando de una operación reciente, al que se le acerca su familia. Todos están en silencio, un silencio tranquilo, aliviado. La cámara se acerca y capta un detalle: el hijo de ese hombre le acaricia el brazo, le aprieta la mano.
En ese momento he imaginado, en otra situación, a mi posible hijo cogiendo de la mano a mi pareja. Y he sentido dentro del pecho un calor ligero que ha contrastado con el frío que tengo.
Ha sido hermoso.
1 comentario:
Resulta curioso ese "algo no funciona en mi cabecita".
"En realidad todo funciona y funciona genial" pero quien te quiere debe aprender a no pasarlo mal y hacerte ver que "en realidad todo funciona y funciona genial".
Así lo veo yo.
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