Hay algo que siempre me ha costado mucho, a lo largo de toda mi vida, que es pedir ayuda.
Todo radica en no querer molestar, especialmente a los seres queridos. Pero esta ruptura, con quien creía que iba a crear una vida juntos, me está resultando imposible de manejar sola. Así que he pedido ayuda.
No sólo están ahí familia y los amigos que sabía iban a comportarse como tales. Ellos escuchan, abrazan, hablan, besan. Están.
Ahora está una mujer, Laura. Es la persona que me va a ayudar a descubrir qué es eso que hace que me dé tanto miedo molestar, miedo a decir lo que siento, lo que pienso, lo que quiero, sin hacer daño. Y además de descubrirlo, a cambiar: a que deje de darme miedo.
Laura ayer me explicó que una relación es circular. No es causa-efecto. Por lo que no tenía sentido mi sensación de "soy culpable de esta ruptura porque no sé expresarme". Me explicó lo siguiente:
Yo (A) tengo miedo a hablar por no molestar. Eso puede hacer que la otra persona en la relación (B) se incomode. Pero si B no es capaz de crear un entorno en el que yo me sienta segura y cómoda para expresarme, no lo está haciendo bien, ya que yo me retraigo más. Y si, cuando venzo el miedo, al comunicarme lo que encuentro por parte de B es hermetismo, distancia, frialdad... Pues A se hace aún más pequeñita y se vuelve aún más invisible y triste.
Es un círculo.
Pero ese círculo puede romperse. Laura me decía: A y B pueden crecer, retroalimentarse para bien, y ser felices.
Para ello, al menos esta parte, A, va a trabajar. Porque quiero, necesito ser capaz de, cuando me pregunten "dime algo bueno de ti", ser capaz de responder porque lo oiga en mi interior. Y no romper a llorar porque escuche el vacío.
"Ahora no escuchas esa voz que te dice lo bueno de ti porque estás insegura, porque estás mal. Pero la oirás. Vamos a trabajar en ello y todo irá mucho mejor."
Hoy puedo decir algo bueno de mí: ante los problemas, no huyo. Busco soluciones, aunque éstas tarden más o menos en llegar.
Y si no soy capaz de encontrar sola esa solución, pido ayuda.
Pero no huyo. Y eso es bueno.
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