11.20.2015

A veces eres perfectamente consciente de cuándo envejeces. Son esos momentos en los que la sensación en pecho, garganta y ojos se hace una línea líquida, un eje que te mantiene en pie. Electricidad en las manos que no puedes llevar a tierra. Vacío, como cuando te alejas de la costa sin querer. Pérdida. El tiempo que se para, sumando distancia, como si desde otra vida más sabia intentaras abrazarte para que la decepción no doliera tanto.
Y sólo eres agua en tu cerebro y tu corazón.
"The sun said nothing About my demise My fall to the floor [...] These floorboards creaking My body's old The sun casts a shadow At dusk that cuts through your bones Your body and soul”

11.08.2015

"... y yo te digo que tú has luchado por él lo que no está escrito, no me puedes decir lo contrario, porque es así. No sólo has luchado por él, sino que has luchado contra ti por él. Eso no te hace culpable de nada, más bien lo que deja claro es lo que le quieres. Y eso vale todo en una relación. Lo demás... son gilipolleces."

Abres un viejo libro tuyo y descubres lo que te escribió un buen amigo en un momento que precisamente lo necesitabas. Y la sensación de gratitud vuelve, por ese pasado y este presente. 

La calma regresa y el corazón reposa. Cabeza fría.