2.27.2015

¿Recuerdas cuando estuvimos en Yuste? Ese día te hice una foto en particular. Recuerdo mirarte a través del objetivo, bajar la cámara, seguir mirándote y pensar que podría hacerme vieja a tu lado, seguir viéndote tan guapo como en ese momento, con un montón de años más a las espaldas, con canas o calvo, con arrugas, gordo o flaco. Recuerdo que en ese momento supe, con toda tranquilidad, que podría seguir queriéndote sin temor al tiempo.

Después supe que tú, durante esos días, pensabas dejarme. Una vez más, y de nuevo sin ser capaz de decirlo.

Hoy me he recordado en un aparcamiento de unos cines, en mi coche, llorando, después de que te fueras habiendo usado mi intento de aclarar cosas para acercarnos como tu puerta de escapatoria.

"Ve a conquistar al mundo con tu música."

No sé qué había en esa frase: rencor, ironía... Yo lloraba.

Mi música es bastante suave, pero existe para quien quiere escucharla. Tímida, pero con suerte cada vez con menos miedo de poder volver loca a la cabeza que la contiene. Cada vez más calma y más fuerte.

Seguiré tomando fotografías e imaginando canas de quien me escuche cantar.

Por eso procuro rodearme de quien bien me quiera, para que nunca más me dejen llorando, sola, en un parking.

2.26.2015

Tengo la suerte de haber reencontrado a Tatus, y aunque no le veo, le tengo "ciber-al-lado". Es un tipo que siempre me ha gustado: su forma de ser, su humor, sus principios, su forma de pensar...

Hoy comparte en su muro un vídeo que simple y llanamente, me parece fetén. 



¿Cuántas veces "hay que...", "tienes que...", "debes hacer...", bien sea porque es lo que se espera de ti en un momento dado de la vida, o porque de no hacerlo socialmente serás un fracasado? Es complicado pelear con todo eso, día a día, hora a hora, y contra los condicionamientos de todas y cada una de las personas que, a su vez están condicionadas. Y asustadas. Por no hacer lo que se espera de ellas y, en definitiva, temen fracasar. La apariencia. Una vez más. Apariencia que oculta el miedo.

Al carajo :)

2.25.2015

No soy yo mucho de los famosos carteles de "Keep calm and...", pero éste me ha hecho mucha gracia, y viene que ni pintado.



2.24.2015

“Tom, don't let anybody kid you. It's all personal, every bit of business. Every piece of shit every man has to eat every day of his life is personal. They call it business. OK. But it's personal as hell. You know where I learned that from? The Don. My old man. The Godfather. If a bolt of lightning hit a friend of his the old man would take it personal. He took my going into the Marines personal. That's what makes him great. The Great Don. He takes everything personal Like God. He knows every feather that falls from the tail of a sparrow or however the hell it goes? Right? And you know something? Accidents don't happen to people who take accidents as a personal insult.” 
― Mario Puzo, El Padrino.

Este párrafo de Michael Corleone destaca como un rayo de sinceridad absoluta y brutal en una historia donde la hipocresía trasciende y pasa a ser un arte peligroso en una sociedad especialmente peligrosa: "no es nada personal; son sólo negocios" es la breve frase que destila esa hipocresía, chocando frontalmente con el párrafo anterior. Esto es: el aparentar eterno para que no descubran tus intenciones, aun cuando tus intenciones vengan, inevitablemente, de lo más hondo de tus tripas y tu cerebro.

"They call it business..."

La separación entre lo personal y lo profesional que se vende como algo correcto y necesario queda en mera corrección política.

Todo es personal. En cualquier ámbito, cualquier situación. A solas o no, pero todo, absolutamente todo, es personal.

2.22.2015

- This is not the first time you look at a woman this way.
- No. But every woman is different.


She is beautiful. Wonderful. Soft, kind and tender. Powerful. Passionate and realistic. And even more delicate than me. 

I would love to find her, in any old street in Madrid, or wherever the city, to hide in a corner and just kiss her lips. No more than that. A total privilege.

Maybe (who knows) one day I'll find a person, no matter the sex, to share an intimate, unique moment in life that we both only can treasure. No tags. No judgments. 

Everyone is different.
Últimamente me considero un alien con suerte. Las cosas cotidianas de la vida van por su carril, con sus baches y sobresaltos, pero por su carril. Hasta que cambie. Y sé que en un momento u otro cambiarán todas. Quién sabe hacia dónde. Miro hacia el sur: imagino granados y almendros; imagino desiertos protegidos al lado del mar. 

Esta noche paseaba por una zona tranquila. Se oía el run-run continuo de los coches, lejano pero permanente; y a algún perro ladrar. El frío resultaba incluso agradable: hacía que la luna, Venus y Marte brillaran en el cielo con total nitidez. No era un mal paseo, pero notaba en los oídos sensación de vacío. Y rápidamente me daba cuenta de que añoraba las olas.

Algún día, espero, cambiará el carril. O no, pero prefiero pensar que sí. Yo haré lo que esté en mi mano a cada momento. Un alien cabezota. Incapaz de identificarme con las etiquetas que "definen" el comportamiento de una mujer. Y tampoco el de un hombre. Clichés que me sorprenden una y otra vez, por más que los vea, porque no consigo identificarlos: no tengo en mí una referencia. 

Entre esto y otras cosas, el día a día a veces se complica. Aunque voy aprendiendo que es cuestión de dejarlo ir. Y volver a casa. Sea el lugar que sea, pero con el calor de quien realmente me importa. E importas.

Recuento amigos. Amigos de verdad. Me vienen cuatro personas a la cabeza inmediatamente. ¡Cuatro! Son muchas, y me alegro. Y otras dos más aparecen casi acto seguido. Personas en las que poder confiar, con las que poder contar con los ojos cerrados, que perduran con el paso de los años. A veces lejos en distancia, a veces lejos en el reencuentro, cada uno en sus carriles rutinarios, pero siempre ahí, atemporales al fin y al cabo, sabiendo dónde están los otros. 

Después pienso en la familia. Y sonrío. No hace falta más análisis.

Y después pienso en el inmenso número de personas que voy conociendo año tras año. Hay de todo: algunas veces hay sorpresas muy desagradables (sobre todo provenientes del tipo de trabajo en el que aún me desenvuelvo) donde predomina el ansia de "trepar", la ambición mal entendida, la inseguridad mezclada con el egoísmo y egocentrismo, con la necesidad de "cumplir" con los clichés de éxito y apariencia, donde perdura humillar a otros por la espalda para así alejar de uno los puñales. 

Otras veces las sorpresas son una delicia: me vienen a la cabeza sonrisas, abrazos, risas y más risas, confianza, tonteos incluso, respeto, aprendizaje, emoción, y tanta alegría compartida a veces en pocos segundos que se contagia y desborda.

Cuando me entra el miedo por pensar si no seré un alien demasiado solitario, me doy cuenta de que no cumplo los clichés. Las etiquetas no terminan de quedárseme pegadas. Y miro primero a mis gatos. Luego mis manos. Y sonrío al ver cómo mi cuerpo pequeño tiene una vida que se aleja de lo esperado, dentro de la normalidad; sonrío porque tengo mucho, y porque aquello que no me llena es temporal; sonrío porque veo caminos y porque sé que hay muchos otros que ni siquiera sé cuáles son y llegarán. Me gusta pensar eso. Me gusta saber que todo lo que he pasado, bueno y malo, es lo que tranquilamente me va llevando.

Como las olas que hoy echaba de menos. 

Eternas. 

2.19.2015

Desde tus alturas, y ese silencio tímido disfrazado de tipo rancio que apenas mira a la cara, veo que te cruza una sonrisa apenas he abierto la boca para hacerte una broma. Me miras de frente. Y aunque soy consciente de que la realidad impera, aunque todo quede ahí, es lindo vivirlo, sin más pretensiones.

Cuando paro la mente, viene el momento en que me mandaste una primera canción:


A esa canción han seguido otras. Pero ninguna, como comentamos ese día, te deja libre como ésta.

"I must go down to the seas again, to the lonely sea and the sky..." just to try to forget how fullfilling it would be if you said something to me now.