5.19.2010


Algun dia aprenderé el porqué de algunas cosas
empiezo a aprender cómo camina mi corazón
me precipito salto al vacío luego me siento y me pongo a buscarme
Y me busco, busco me busco y no me encuentro


Y no paro de buscarme más y doy vueltas y pienso sin parar
y me miro en el espejo despacito,
me analizo y me enfado otra vez conmigo
y me digo anda ya mujé
si to tiene solución menos la muerte
Y me levanto mu segura
y me echo a llorar como una niña oscura

Ya no me divierto pienso algunos días
y al otro día no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se qué
pensando que tal vez es posible reponerse


Y cuando mi cuerpo termine de llorar,
echaré una ramita al mar

Y ahora que he caído al fondo de una piscina
que ni una gotita de agua tenía
voy a recoger mis alitas rotas
y las pegaré trocito a trozo y volaré





Soy una montaña rusa que sube que baja
que rie que calla confusa me dejo de llevá
por lo que los dias me quieran mostrar

5.16.2010

¿Me callo y aguanto las ganas o digo lo que siento, aun a riesgo de parecer una loca?

Compartir. Confiar. Allá va:

Si sientes que te gustaría encontrarme, encontrar el sitio donde me relajo si tú me acaricias (lo conoces, sabes que es la nuca y que son los pies cuando tú los masajeas)
Si al verme desnuda te gusta lo que ves y te excita.
Si soy maravillosa estando contenta y tranquila y tú eres feliz compartiendo eso conmigo.
Si, como yo, piensas que aún quedan muchos lugares del mundo que ver juntos, en los que regañarme si me paro a hacer fotos mucho rato, en los que pasear tranquilos por la noche, al lado del mar o por calles de las que respirar su historia, lugares en los que saborear su comida (recuerda el bife Dom Pedro...).
SI LOS DOS SABEMOS QUÉ ES LO QUE FALLA Y SABEMOS LO QUE PODEMOS HACER PARA CAMBIARLO: hablar sin rodeos, tirar murallas, llorar si hay que llorar, reir cuantas veces queramos, LANZARSE A VIVIR (dormir juntos, pasear, jugar, viajar, PLANEAR, descansar, discutir y hacer las paces).

Dices que has cambiado. Pero tengo grabada en mi cabeza la sonrisa que surgió en tu cara el viernes pasado nada más verme aparecer. Esa sonrisa es lo que cuenta. Lo demás, es sólo humo que puede ahuyentarse.

Yo lo sé. Y no es cabezonería. Creo, desde hace años y desde el fondo de mi alma, que eres tú la persona con la que puedo ser feliz compartiendo mi vida. Para mí cuenta tu sonrisa.


Yo voy cambiando, por mí y por los que me importan. Y la alegría está ahí.

Dime que no te gustaría volver conmigo a Cascais, a Sintra; que no te gustaría conocer Nueva York y perdernos en una ciudad tan grande, para luego reencontrarnos en el pequeño mundo de una cama para dos; pasar frío en el norte de Europa y calor montando en quad en el desierto, y después una ducha juntos; que no sería increíble ver Alaska o el Cañón del Colorado, o todas las pirámides del mundo.

Dime que no te gustaría cocinar juntos: hacer tartas y más tartas, pudings, sacarle todo el partido al horno; cenar en el sofá y ver una peli debajo de una manta, acurrucados, por supuesto.

Dime que no te gustaría tener un perro y salir a pasear los dos con él. Tener una casita con un jardín. Y que diera igual que llueva o haga sol: poder volver siempre a casa, sólo porque el otro está ahí.

Dime que no te gustaría deslizarte por la nieve sobre la tabla mientras yo te sigo y te grabo; y luego al revés, y aprender a saltar juntos, y que me enseñes desde el telesilla las vistas impresionantes de la montaña; y quitarnos luego el frío con unas patatas a la riojana, una ducha y un pijama calentito.

Dime que no quieres volver a ver el atardecer más hermoso del mundo en Prainha. Y buscar más atardeceres en el resto de playas...

Dime que todo eso, y mucho más (lo sabemos los dos), no merece la pena.