9.30.2007

A veces surge una noche estupenda cuando ni siquiera tienes un plan. Coger la cámara, meterte en el coche y marcar kilómetros de camino a Madrid. Un atardecer bonito en mi templo (porque es mío y de nadie más :P);






un paseo hasta palacio atravesando los jardines, descubriendo juegos de agua y luces; una llamada a un amigo enfurruñado y conseguir sacarle de casa; una cena improvisada en un restaurante estupendo; un paseo por algunas de mis zonas preferidas de la ciudad (Chueca, Gran Vía, Ópera...); un café de emergencia-total-anti-sueño:
por-dios-no-saques-la-almohada-que-entonces-ya-sí-que-me-pongo-a-roncar-aquí-mismo...





Y sobre todo hablar. Por un momento maravillarse de no estar cohibida y dejar que la conversación fluya, sin pensar "¿y qué puedo yo contar?". Será que ya estamos mayores y se nos olvidan algunos miedos... Hablar y reir hasta tarde en el restaurante. Hablar y reir paseando por Madrid. Hablar y reir, tomando un café acompañado de música tranquila. Y mientras aguardaba a que hiciera efecto, darme cuenta de que a veces, cuando menos te lo esperas, cuando menos lo planeas, aparecen noches perfectas en muy buena compañía.




9.29.2007

Toda esta semana ha sido de trabajo en exceso. En realidad, después de ver el cómputo global de horas trabajadas, ha sido todo el mes. Y lo que te rondaré morena, supongo, tal y donde estoy metida.

He vuelto a adelgazar. La báscula me dice que estoy entre 51 y 52 kilillos. La del camión de donaciones de sangre me dijo "pero hija mía, ¿seguro que pesas más de 50?". Y yo, convencidísima, le dije que sí, claro que sí. A lo tonto, como raro y no duermo mucho (es involuntario), y los nervios tienen montada una buena contra la que intento pelear a base de infusiones de manzanilla y tila (que saben a castañitas cocidas).

A veces emerjo de entre todo este berenjenal que tengo en la cabeza y capto una calma tranquila. En ella todo me da igual, ¿hay algún motivo para no estarlo?


9.23.2007

Esta noche es la "Noche en blanco" en Madrid. Demasiada gente, demasiado follón, mala organización... Demasiadas expectativas y estar demasiado pendiente de cosas que no son lo que a mí realmente me apetecía hacer. Pero bueno, de todo se aprende...

De todos los momentos de la tarde me quedo con esta foto. Al mirar a los niños viendo cómo el Payaso se ponía triste porque la Margarita le decía que no le quería, era imposible no sonreir.

9.19.2007

A veces te enteras de cosas inesperadas y tristes, que no sabes dónde y cómo encajar. Porque no encajan. Es imposible que encajen. La enfermedad no tiene forma de puzzle, y nadie quiere cederle sitio. Por eso ella a veces se sienta en nuestra butaca dando empujones, intentando echarnos.

A veces te enteras de cosas que te dejan en estado de "shock", sin saber reaccionar hasta que te levantas de tu silla de la oficina y te vas al baño deprisa, muy deprisa, a llorar.

Luego te pones en el lugar de esa persona, que intuyes afrontará su enfermedad con fortaleza y alegría (porque siempre han ido implícitas en él), y hasta te avergüenzas de haberte sentido mal al conocer la noticia, como si fuera un egoísmo estúpido e inaceptable. Despiertas (una vez más) para entender que la vida puede cambiar, e incluso acabarse, de un día para otro, y renace el ansia de beber y devorar todo lo que es hermoso de cuanto te rodea. Desaparecen las obligaciones artificiales, los nombres prohibidos, e incluso aquello que en otro momento pudiera parecer ridículo ante mis propios ojos.

Tanto amor y tan poco tiempo...

En ese momento, los muros caen y sólo queda lo importante: una sonrisa abierta, una mirada cómplice, una caricia en la mano... y poder compartirlo.

9.17.2007

Todo el mundo necesita reencontrarse con su pasado en alguno o varios momentos de su vida. Leer poemas. Atreverse con fotografías. Es como volver a poner con todo el amor del mundo los ladrillos que tiempo atrás fueron arrancados al corazón. Cuando ocurre, descubres que durante mucho tiempo los pulmones habían estado oprimidos, apenas quietos, aguantando con el mínimo aire mientras redescubrimos el camino aún no encontrado hacia el futuro. Un camino construido a base de pasados y presentes que serán pasado. Miradas nuevas o traídas desde lejos. El caso es seguir viviendo sabiendo que lo que somos no es más que lo que hemos sido. Y nada menos.



Tossa de Mar

9.16.2007



He abierto una cuenta en flickr donde ir subiendo las fotos que hago. Así que, si gustan, pasen y vean...


Semana Santa 07 - Servidora

9.15.2007

Poco a poco, despacito, voy aprendiendo una nueva lengua. De momento, por mi cuenta. Una de las cosas que hago es escuchar canciones, intentar comprenderlas, y después leer qué dicen. Hoy escuchaba una canción nueva, y me ha gustado entender algo que parece común entre mucha gente, independientemente de del lugar, el idioma y demás cultura que nos pueda caracterizar a cada uno. Podrá parecer una chorrada, pero ha sido reconfortante. No me he sentido sola.


"... sapere convivere è dura già, lo so.
Ma per questo ilcompromesso
è la strada del mio crescere.
E dico si al dialogo
perchè la pace è l'unica vittoria
l'unico gesto in ogni senso
che dà un peso al nostro vivere."


"... saber convivir es duro ahora, lo sé.
Pero por esto el compromiso
es el camino de mi crecimiento.
Y digo sí al diálogo
porque la paz es la única victoria,
el único gesto en todo sentido
que da un peso a nuestro vivir."



No sé si la traducción será del todo correcta, pero el sentido creo que está claro.

9.10.2007

Las seis de la mañana.

Suena el despertador y yo, como un autómata, me incorporo en la cama. Rasco a mi gato, que se pone panza arriba a modo de saludo (un "buenos días" que es más de lo que mucha gente haría por su compañero de cama). Hay veces que ni lavándome la cara me espabilo, que no hay choque con la realidad fría del agua que pueda hacerme aterrizar. Hoy es un día de esos.

Entre artes de vestimenta y desayuno abro la puerta de la calle, de forma casual, para ver qué temperatura hace. Todo está en silencio, un silencio extraño. Al principio no te das cuenta, sólo percibes que hay algo diferente en la mañana. Quizá ese sí haya sido mi primer choque con la realidad de hoy. Vuelvo a entrar a casa, termino de prepararme y, finalmente, salgo. Persiste el mismo silencio. A lo lejos, veo un relámpago en un cielo encapotado cuando aún es de noche. Pero no hay trueno después.

Tampoco hace mucho frío; a pesar de verse alguna estrella, las nubes hacen de velo. Tengo la sensación de que quizá se haya parado el mundo.

Tras unos minutos de coche durante los que mi mente empieza a repasar las primeras recriminaciones del día, llego a la estación de tren. Aparco el coche y me dirijo al andén dos, caminando despacio por esa pasarela infinita. Silencio y agua. Todo huele a agua. Es como si estuviera sentada en una piedra en el Rubioso, como metida en el caudal de un río. Huele a agua de forma invasiva, y eso me hace feliz. De repente me doy cuenta de que el silencio que lo cubre todo es porque hoy no canta ningún pájaro. Deben estar entre asustados y dormidos por la tormenta que se avecina. Todo esto lo pienso mientras en cada respiración robo aire y agua de la más profunda manera que mis pulmones dan para hacerlo. Agua. Aire. Silencio. Tormenta. Y tan feliz porque no exista nada más en ese instante.

No anuncian el tren por megafonía. No suenan las vías mientras éste se aproxima. Simplemente, llega. Abro la puerta, entro, y un olor ácido, a vómito recién limpiado, a lejía en agua sucia, me golpea la cara. Es un olor asqueroso, lo intento expulsar de mi nariz, pero no puedo. No puedo. Invade mi mañana borrando el agua y el silencio. Suena el pitido brutal de las puertas cerrándose. Golpe de realidad: bajo a Madrid.

Nada más sentarme busco lápiz y papel para alejarme del viaje que no quiero. Para escribir que una mañana el agua me despertó acariciándome la cara en silencio.

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Sigo en el tren. Estoy a punto de llegar a Chamartín. Llueve. llueve. Llueve. Me voy a empapar de camino a Plaza de Castilla, pero no se me cae la sonrisa de la cara. Llueve. Hoy no me pongo los cascos: quiero escuchar las gotas caer.

Qué hermosa venganza contra una ciudad: llueve.

9.09.2007

Una mañana de domingo.
























Ahora vamos a por la tarde.

9.08.2007


De tarde en tarde se sienta ante el blanco y negro. Obvia los colores que rodean la estancia. Sólo se sienta y mira.

Pasa el dedo por la madera, bajo las teclas. Ahí suelen quedarse atrapadas algunas huellas de dedos, les delata la grasa de las manos que se queda pegada. Nunca ha soportado esas manchas, como si estuvieran profanando una pureza necesaria antes de comenzar a tocar. Pasa el dedo despacio y apretando, limpiando a conciencia. Todo debe quedar negro de nuevo antes de que se haga la luz a través del sonido.

Las teclas. Blanco y negro. Alguna pelusa o mota de polvo se posa, inevitable, mientras domina el silencio. Después sigue el mismo ritual que con la grasa de los dedos: acaricia las teclas una a una en un gesto rápido, casi sin que se note, para dejarlas puras. Superstición quizá: alguna vez echó la culpa de sus fallos a esas molestias que se interponían entre la música y las sensibles yemas de sus dedos. Una excusa como otra cualquiera, menos en su cabeza.

Una vez limpio el piano, se queda mirándolo. Lo acaricia casi con dulzura, pensando algo que quedará olvidado. Al cabo de unos minutos se levanta, sin hacer ruido. Cierra la tapa y, sin haber pulsado una sola nota, se aleja.





9.05.2007


De un momento perdido a otro.

De miles de horas asfaltando el camino que lleve a un sitio que aún no conocemos.

De incertidumbre allá por donde mire.



De grises en medio de colores.



De colores acunando al tembloroso gris.











De ti. De mí.


De una vida silenciosa y vocinglera. Contradictoria. Hermosa.

Del presente.

De cimientos sin tejado para no dejar de ver estrellas.

De agua, nieve, piedras. Una caravana y una finca.

De pensamientos.



Y de una vida bien entendida.

"... porque la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."

9.04.2007

Qué calma más extraña. Apoyada en el alféizar de la ventana noto que el aire es aún de verano, ese que preludia las fiestas aquí y allá por todo el país. Sí, aún es verano, aunque no lo parezca a veces. Non so chè posso scrivere ci questa notte, c'est une sensation un peu bizarre, because I'd really like to express myself by words, aunque no sé bien qué decir...

Quizá algo se esté gestando y yo no me dé cuenta.

Preludio. Calma.



9.02.2007

Una excusa










Una coraza

9.01.2007

"De alguna manera algo ha permanecido inconcluso y quieto en nuestras manos. Como un corazón de juguete al que se le estuvieran acabando las pilas. Hemos estado quietos demasiado tiempo, braceando hacia ninguna orilla. Te miraba y me mirabas, y a pesar de temblar como hojas éramos incapaces de vernos. No encontraba lo que tanta falta me hacía, y después de mucho coger aire, decidí dejar de dar aletas.

Algo falló, no sé qué. O quizá no falló, quizá debiera ser así para hoy encontrar... no sé qué debo encontrar. Me encuentro yo, solo, delante de una pantalla, a las tantas de la noche, y no me oriento. Se consumen los cigarros uno tras otro en el cenicero y soy incapaz de levantar los dedos del teclado. Dejo que suene la música sin que una sola palabra coherente se aproxime a mi cerebro, al papel eléctrico de la pantalla. Nada. No hay nada especial en esta noche.

Y el caso es que tampoco tengo ganas de estar contigo. Te pienso, a ratos, pero no deseo volver a tener tu compañía. Creo que ya no me aportabas nada más que una excusa para que no muriera mi fantasía. Cómo no me di cuenta antes, no lo sé. Creo que mi cuerpo ya no podía más y tomó las riendas, a pesar de las protestas de mis sesos a ti adictos. No sé por qué llegué a eso, ni quiero saberlo.

El caso es que esta noche sé que algo quedó inconcluso, pero que se cerró la puerta para terminarlo. Mejor así. Mejor solo que mal acompañado, dicen. Pues quizá yo me quede solo, rodeado de cigarrillos que nunca fumo, a la búsqueda de un poco de fantasía que me ayude a escapar, pero al menos, al menos...

No tengo respuesta. Al menos, nada."

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