9.29.2007

Toda esta semana ha sido de trabajo en exceso. En realidad, después de ver el cómputo global de horas trabajadas, ha sido todo el mes. Y lo que te rondaré morena, supongo, tal y donde estoy metida.

He vuelto a adelgazar. La báscula me dice que estoy entre 51 y 52 kilillos. La del camión de donaciones de sangre me dijo "pero hija mía, ¿seguro que pesas más de 50?". Y yo, convencidísima, le dije que sí, claro que sí. A lo tonto, como raro y no duermo mucho (es involuntario), y los nervios tienen montada una buena contra la que intento pelear a base de infusiones de manzanilla y tila (que saben a castañitas cocidas).

A veces emerjo de entre todo este berenjenal que tengo en la cabeza y capto una calma tranquila. En ella todo me da igual, ¿hay algún motivo para no estarlo?


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