9.01.2007

"De alguna manera algo ha permanecido inconcluso y quieto en nuestras manos. Como un corazón de juguete al que se le estuvieran acabando las pilas. Hemos estado quietos demasiado tiempo, braceando hacia ninguna orilla. Te miraba y me mirabas, y a pesar de temblar como hojas éramos incapaces de vernos. No encontraba lo que tanta falta me hacía, y después de mucho coger aire, decidí dejar de dar aletas.

Algo falló, no sé qué. O quizá no falló, quizá debiera ser así para hoy encontrar... no sé qué debo encontrar. Me encuentro yo, solo, delante de una pantalla, a las tantas de la noche, y no me oriento. Se consumen los cigarros uno tras otro en el cenicero y soy incapaz de levantar los dedos del teclado. Dejo que suene la música sin que una sola palabra coherente se aproxime a mi cerebro, al papel eléctrico de la pantalla. Nada. No hay nada especial en esta noche.

Y el caso es que tampoco tengo ganas de estar contigo. Te pienso, a ratos, pero no deseo volver a tener tu compañía. Creo que ya no me aportabas nada más que una excusa para que no muriera mi fantasía. Cómo no me di cuenta antes, no lo sé. Creo que mi cuerpo ya no podía más y tomó las riendas, a pesar de las protestas de mis sesos a ti adictos. No sé por qué llegué a eso, ni quiero saberlo.

El caso es que esta noche sé que algo quedó inconcluso, pero que se cerró la puerta para terminarlo. Mejor así. Mejor solo que mal acompañado, dicen. Pues quizá yo me quede solo, rodeado de cigarrillos que nunca fumo, a la búsqueda de un poco de fantasía que me ayude a escapar, pero al menos, al menos...

No tengo respuesta. Al menos, nada."

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