7.05.2006

Me miro las uñas, posadas sobre el teclado: tan cortitas como siempre, pero pintadas de granate oscuro. No me disgustan en absoluto, alguna ventaja tiene lo de ser pianista (dedos largos, nudillos salientes). A falta de pequeños retoques, me siento presumida. Toca lucir ombligo, cintura y uñas de casi-mala-mujer.

Nuevo repertorio, nuevos planes para intentar un nuevo rumbo después del fallo. Ahora no toca corte de pelo (quiero mi melena de leoncito), pero sí ponerme morena. Necesito sentirme guapa, gustarme y gustar. Aunque no lo termine consiguiendo, por lo menos intentarlo, como terapia para vencer a la vergüenza, para no meterme en mi agujerillo de siempre.

¿Y loca? Pues sí, un poco. Creo que siempre lo he estado, más o menos escondida detrás de mi aparente sensatez. Pero es lo que hay. Si no, no sería yo.

Hale, a la ducha, a inventarme historias. Y esta tarde a comprarme la tobillera de cada verano.

2 comentarios:

.María. dijo...

¿Todo bien? ¿todo bien?..

Sí, un poco de loca tienes. Y de leoncita también, ejejej.
Muchos besos, niña.

.María. dijo...

Vaaaaya... bueno, pues a otra cosa mariposa hasta que pase ese tiempo. La vida es larga y las oposiciones vuelven... mientras tanto disfruta del veranito y ya irás viendo.

Muakaaaaaa