8.06.2006

Como si demasiado calor castigara una planta que no se riega, a veces la soledad pone mustia a la persona. Pasan los días y te falta, incluso sin darte cuenta, la compañía que requieres por dentro y por fuera. Después llega el encuentro y la pregunta: "¿qué te pasa?" acompañada de un abrazo o de un beso. "No lo sé". Pero justo en ese momento intuyes que ahora ya todo marchará bien. Y poco a poco, pero deprisa, vuelve la risa a tu boca.

(Benditas tres semanas...)