10.25.2006

Pim, pim, pim... remontando...

Cuando sientes pánico y angustia, cuando te descubres débil sin saber qué hacer para cambiarlo, parece que el tiempo avanza demasiado despacio. Intuyes que es algo pasajero, pero mientras estás ahí "abajo" el malestar se hace eterno, y sólo encuentras un respiro en brazos amados.

Al cabo de los días (de alguna que otra charla, de algún complejo vitamínico y de paciencia), y aunque queden coletazos de la tormenta, al sentirte mejor descubres que los días son más llevaderos, entiendes que las ausencias no tienen por qué ser para siempre. Aunque ahí es donde entra en juego parte de la paciencia.

Poco a poco, voy cogiendo fuerza y seguridad. En mí, en ti. No en un "final" feliz, sino en un "mientras tanto" aún mejor: en nosotros.

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