12.29.2006


(Una carta impersonal)



"Hola hola hola...

Esta carta que escribo es para ti, aunque sé que no voy a enviártela, por eso de no saber cómo vas a reaccionar. Por mi propia cobardía, también puede verse así. ¿Cómo estás? Me gustaría saberlo, más allá de un "bien, a pesar de los achaques". ¿Qué piensas? Eso sí que es un misterio. ¿Cómo te sientes? Ahí rozaríamos demasiado los nervios, ¿verdad? Yo dejo las preguntas escritas, quizá algún día conozca las respuestas, aunque sea tarde.

Estos días te he echado de menos. Qué estupidez que te lo diga, ¿verdad?, si no va a servir de nada. Lo poco que he sabido de ti ha sido casi a la desesperada, porque necesitaba saber que ese contacto no había muerto, por escuchar una palabra o dos que me ayudaran a intuir que no estoy en el sector desagradable de tu cerebro. Por leer la acostumbrada y cariñosa despedida (la ternura de algunos besos). "Se está rallando..." pensarás. Bueno, es parte del papel.

Me quedo con las ganas de tenerte frente a mí y, sin miedo, darte un abrazo, sin temer las consecuencias, olvidando lo pasado. De volver a reir y convertir en un revoltijo de guiños y bromas todo el suelo del salón. Sería bonito encontrar la forma de vivir mil vidas en mil burbujas impenetrables.

Sin más, porque siempre sería insuficiente, me despido."

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