1.31.2007

Ayer, mientras esperábamos a testificar en un juicio, entre los testigos teníamos una charla coloquial sobre tener hijos, echarlos de casa a los 18, etc. Yo escuchaba. Una de las chicas, de 30 años, decía: "yo pensaba ser ministra con la edad que tengo ahora, y ¡ni ministra, ni nada! Me conformaría con tener un sueldo mejor que el que tengo". Parece que pocos son los que terminan ganándose la vida haciendo lo que les gusta con un mínimo de tranquilidad para llegar a fin de mes.
Y mientras lo paso estupendamente esquilándome las patitas, me pregunto qué es eso que a mí me hubiera gustado hacer para vivir. La respuesta la tengo desde que era niña: escribir.

Así que aquí me tenéis, de ingeniero. Je.



Los compromisos son cuando lo son,
pensar que puedes no es tan malo,
si quien lo piensa tiene manos,
yo tengo manos, hambre, fe y un corazón,
que no se vende por dinero,
pero se daña por complejo.

[...]

Lo llaman dinero, dinero, dinero, puto dinero.

(Antonio Orozco)

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