1.27.2007

Me pregunto si, de algún modo, en el fondo del cerebro de cada uno de nosotros late la misma queja: ¿por qué un solo cuerpo? ¿por qué una sola vida? Quizá la idea de ser muchos encerrados en una única apariencia sea algo que forme parte de mi particular locura, pero observo alrededor, cerca, lejos, y encuentro gente que escapa del compromiso, gente que habla sola por la calle, gente perdida en su propia tristeza, gente que no deja de hablar por miedo a escuchar su múltiple soledad. Y vuelvo a pensar: ¿por qué uno solo, si en cada uno hay tantos?

El día en que sea capaz de descubrir todos los que soy ante quien amo, el día que él haga eso mismo conmigo, será cuando estemos en paz: seremos uno solo.

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