1.22.2007

Pasan las horas y se desvanece, pero aún queda algo...

Miro el mail, como siempre, una de tantas veces al día. Y en uno de los mensajes me llega un vídeo de felicitación de cumpleaños, de alguien querido, en vaqueros, desde su consulta de médico. Al principio sale una muchachita de once o doce años; no recuerdo qué dice, pero se ríe. Luego, los dos, cantan un cumpleaños feliz un poco raro, bailando. Ella vacila mucho. Me hacen reir, me siento muy feliz.

De repente cambia la escena. Estoy en un vagón de tren antiguo, observando desde la puerta. El "médico", en pijama, incordia a un niño que intenta dormir frente a él. Al principio creo reconocer a alguien en ese niño; luego descubro que no es quien creía, sino otro niño. Está agotado, se le cierran los ojos, pero mi amigo el bromista no le deja descansar. Entro al vagón, le cojo para acunarle y que se duerma. Enseguida cae. Mi amigo sonríe. Todo está tranquilo, y flota una sensación agradable en el ambiente.

Cambio de escena. Vuelvo a estar chequeando el correo electrónico. Recibo un mail sorprendente, en el que entre otras cosas, se me invita "a casa, a tomar una cerveza del PP" (¿?). Un mensaje extrañamente claro, con el que me da un vuelco el estómago y me hace despertar.

Un sueño que no tiene sentido aparente, que no obedece a la realidad. Pero que me ha hecho despertar contenta, aunque entendiera a través de él que no tengo tanto control sobre mí ni sobre mi vida como yo creía.

1 comentario:

.María. dijo...

Patri, que es que estoy currando un poco (bastante) y no tengo muchas ganas de ordenador... Sólo paso a verte a ti y a jugar al billar de vez en cuando.
Qué poco tiempo deja la puta vida laboral para la vida que realmente importa. Vaya contradicción, vaya ajjjco.
Bueno, muchos besos buceadora-karateka-cervecera.
Tengo unas ganas de verte...

MUAKAAAAAAAAAAAAAAAAAA