3.05.2007


Los auriculares atronan "Feeling good" en mis oídos mientras intento aplastar la pena de alguna forma. Constantemente aparecen en mi cabeza recuerdos de un ser pequeño, cariñoso como pocos, asustadizo, frágil y remolón, indefenso (a pesar de las marcas de sus dientes en mi mano que me acompañarán para siempre; un secador de pelo asusta al más pintado), pesado como él solo si de conseguir mimos se trataba. En medio de eso aparecen fogonazos de él en los últimos días, y no puedo evitar preguntarme si sufrió más de lo que ya de por sí reflejaba. Los gatos son animales duros, a pesar de su delicadeza. No tienen nada de niña llorona. Recuerdo la noche del jueves al viernes. Él quería dormir en mi cama y yo no quería que estuviera solo. Pude notar su corazón latiendo cuando se apoyó en mi pie, ese que al día siguiente se paró; noté su peso cuando se tumbó sobre mí para dormir, todo lo largo que era, intuyendo un ronroneo; aprieto mandíbla para no llorar en público al recordar cómo vino a acurrucarse contra mí, mientras le acariciaba, mientras cada respiración era una pelea. A veces mi cabeza se bloquea, como defensa. A veces pienso (siento) que está aún aquí. A veces asumo que se ha ido antes de echarme a llorar. ¿Sólo un gato? Pues no.

Es mi Vitín. Don Vito, el Corleone de los gatos. Aunque lo que despertara no fuese miedo, sino una inmensa ternura.



3 comentarios:

Eva dijo...

Ay, mi niña...
Este periodo es necesario, Patri. Sácalo fuera y, desde luego, llora todo lo que te venga en gana llorar.
¿Qué más da si es un gato o una persona? Cuando quieres a alguien, o a algo, perderlo es irreemplazable.
Y esa sensación de que sigue estando... es tan familiar para mí.
¿Sabes, cariño? Mi abuela se murió hace más de tres años. Todavía hay veces que, al pasar frente a su casa, tengo ese impulso momentáneo de "entrar a verla". Por un segundo, la mente y el corazón aún olvidan que no está.
Venga, chiquilla, anímate más pronto que tarde, ¿vale? Un abrazo apretado.

Anónimo dijo...

Ánimo guapisima, y se necesitas llorar pues lloras y punto, era tu gato y es normal que te sientas asi.

Anónimo dijo...

la verdad que hay poca gente que entienda el amor que se puede sentir hacia un animal, pero a veces, se les quiere mas que a algunas personas... por suerte mi perrita sigue con vida pero se me ha encogido el corazón al leerte, espero que tu duelo pase pronto y que cada vez que te acuerdes de esos ojillos puedas sonreir.. un abrazo