4.26.2007

"... but I still remember just the way you taste"


Está lloviendo. Hay a quien le pone triste la lluvia, no la soporta. Son días grises por dentro y por fuera, y no se ve capaz de encontrar belleza entre tanto chaparrón. Yo me río e intento entender por qué la gente no descubre la hermosa intimidad que late entre la lluvia.


Para intentar congraciarse con los días nublados se suele recurrir a la idea de ver llover estando dentro de casa, al calor y sin mojarse. Pero estamos en las mismas: el caso es huir de ella.

Y no tiene por qué ser así.

Hoy llueve. Y yo me imagino caminando a tu lado, paseando mientras un velo fino filtra nuestros pasos. La temperatura es suave. Caminamos por la playa sin hablar demasiado, simplemente disfrutando de la tranquilidad de encontrarnos, por fin, desde el silencio.

Me paro y cierro los ojos. Hundo mis pies en la arena y noto acumulado el calor del día. Elevo la cara hacia el cielo: las gotas puntean mi cara, mi pelo, mis hombros, mi cuello. Me encuentro con la lluvia mientras tú observas: observas las gotas deslizando por mi piel, rodando despacio entre curvas y salientes; sonríes con mi boca al verla sonreir cada vez que una gotita me golpea los labios. Decides acariciarme y seguir el curso del agua por mi cuerpo.

Y así, gracias a la lluvia, llegas a besar este cuerpo mojado, que ha permanecido lejos durante demasiado tiempo, y que ahora reencuentras mecido por el mar.

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