8.19.2007

Domingo por la mañana, sola en casa. Remoloneando en la cama, mientras noto en las piernas las agujetas por el snow de ayer (¡fiuuuuuuuuu! ¡fiuuuuuuuuu -pum-! ¡fiuuuuuuuuu!). Subo la persiana, abro la ventana y me tiro de nuevo boca abajo sobre las sábanas. De repente, soy capaz de imaginarme una situación parecida en otro lugar:

Una mañana tranquila, con sol, buena temperatura. En casa. En Granada, por ejemplo. Estudiando alguna obrita de piano, sin prisas, sin agobios, sin preocupaciones. Con mi compañero no muy lejos, a sus cosas, también tranquilo. A gusto los dos.

Ha sido una sensación muy agradable, muy positiva. Preciosa. Me da miedo que, por contarla, no vaya a ocurrir. Pero aquí la dejo escrita; tengo ya demasiados miedos en la saca que vencer (no que "intentar vencer").

Mmmm...

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