12.10.2007

Se pasan las horas envuelta en música. Tres horas con Bach, Haydn, Albéniz... Y ahora algo de jazz. Música para calmarse. Es como si el alma tuviera acidez y no encontrara remedio para aliviarla. Sólo si deja de pensar, sólo si decide que lo único que importa es encontrar paz durante el minuto que vive. Sólo si desaparece el futuro, sea inmediato o lejano. Sólo si, a solas, consigue respirar de nuevo.

Aguantar con los ojos cerrados. Uno, dos, tres... Un poquito más, que seguro que es para bien... Que ya verás que, cuando los abras, las cosas habrán cambiado.

Y seré como sea, pero seré yo. Y sólo con eso tiene que bastarme.

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