3.30.2018

Me has hecho mucho daño. Y aún me cuesta aceptarlo. Me resulta increíble. Aún intento ¿excusarte? No lo sé. Sé que no eres así, pero que sí te comportas así. Las causas, las desconozco, el efecto lo conozco bien. Seis meses (más lo anterior) y sigue doliendo. Se suman muchas más cosas, también las mentiras de la política en el trabajo (menos mal que la realidad la cuentan los compañeros del día a día). El caso es que he vuelto a caerme. Y me siento gilipollas. Algo que he aprendido estos meses es que los juicios no sirven para nada, pero sigo juzgándome. El aprendizaje es tan sumamente lento... La paciencia también me cuesta aprenderla. Pero pensaba que estaba mejor.

Pensaba que estaba más fuerte, que me estaba aprendiendo a querer más a mí misma y eso me hacía tener. a su vez. más fuerza. Ese auto-amor que me llevaba a intentar no dejarme tratar mal por otras personas, tú entre ellas, hoy no sé dónde está. 

Quiero pensar que es agotamiento. Que el cerebro me la juega, intentando racionalizar, buscar "porqués" (cuando nunca hay un porqué). Quiero pensar que cuando haya conseguido descansar, dejaré de sentirme así, dejará de dolerme todo lo relativo a ti, y podré vivir plenamente lo que sea (bueno o malo), pero descansada. Ahora mismo no puedo más.

Es como tener un cable de alta tensión por dentro.

Y la cabeza inundada.

Y la garganta rota.

Yo sólo quiero estar tranquila. Que dejes de importarme tanto. Devolver el amor a los que realmente me aman. Y vivir.


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