4.25.2006

El día pasa entre notas enérgicas, momentos de euforia y momentos de total cabreo con "el mueble negro", carreras para eliminar mucho de estrés y poco de grasa con su consecuente dolor de cabeza, siesta (o su intento) para una desconexión necesaria, acercamientos al ordenador en busca de algún mensaje que otro, escribir más que leer, saludos y rascamiento de panza a los gatos (se agradecen infinito los ronroneos), rutina tranquila con la familia, comecocos futuristas laborales, soledad en la torre.

La carrera de hoy (a 30º; soy cafre, lo sé) no me ha sentado bien. Hoy duele la cabeza más de lo habitual. Comer algo de azúcar no ha solucionado nada de la inquietud (a veces funciona). Escribo esto y puntitos negros se me cruzan ante los ojos. Me da una pereza tremenda ponerme a estudiar los temas. Los dedos, los brazos me dicen "ya te vale, bonita". Y mañana toca entrevista y ensayo.

¿Es mucho? ¿poco? ¿lo normal? Sigo viendo la necesidad del cambio; a veces me cuesta tener paciencia, no saber qué pasará en septiembre. Pero no queda otra.

Pasa el día y busco entretenimientos que me saquen de la rutina. El más habitual: escribir.

Nada. No se pasa. Sé qué soluciones se le pueden dar a este "nerviosismo" tonto, pero por ahora no están en mi mano. Esperaré una o dos horas, seguro que en ese tiempo consigo el remedio perfecto.


Y con un poco de suerte, mañana lo podré acariciar.

1 comentario:

.María. dijo...

Y seguro que sus ronroneos también se agradecen más que infinito.
;P
Mil besos desde Valencia... aunque mañana ya este de vuelta, pasando por Madrid y acordándome de ti.

Muakkkkkkks