8.19.2006

Extraña sensación esa de no estar nerviosa al ejercer de "anfitriona". Por una vez, no era tal cosa. Cuatro días con una sola compañía sin estar en ningún instante incómoda, sin que me atacara la necesidad de echar a correr y no mirar atrás. Cuatro días para gruñones bromistas, neuróticos cada uno por su propio orden, y tan a gusto. Cuatro días tranquilos, cercanos; de seguir conociéndose y descubrir que el mar está en calma. Cuatro días de compartir cama y ser capaz de dormir.

Así da gusto irse de vacaciones.

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