8.16.2007

- Segunda hoja de otoño -


Sin decir ninguna palabra
without saying a word
sans dire aucune mot
senza dicere nessuna parola

pienso casi constantemente en una irrealidad perfecta. Y sobre todo lejana. Por eso de irreal.

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En la cocina el café se enfría tiñendo de rabia las esquinas del fregadero. Procura no dejar posos, porque sabe que sus manchas no se quitan fácilmente. Tomo poco café, me pone nerviosa; he llegado a probar el café solo, con mucho azúcar, porque dicen que quita las pesadillas. Pero no hubo lugar para saborear nada: me quedé con lo amargo, y no supe ni sabré qué es eso que tanto hace desear tomar una taza de café al volver a casa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

mierda de cafe, colacao, colacauuuu

Patricia dijo...

jajajajajaja vale, vale: colacauuuuuuu jajajaja