2.04.2008

Un barco se aleja de esta orilla. Sin velas. Sin marinos. Sin timón. Se aleja, sin más. Despacio, en un deslizarse apenas perceptible sobre el vaivén de pequeñas olas que lo mecen. Lo miro sin moverme, miro cómo se distancia, y no hago nada. Es un barco bonito, pequeño; hubiera querido tenerlo más tiempo a mi lado, acariciando su costado de madera pintada y rugosa, oliendo su futura vejez, cantándole nanas y bailando con las caracolas a su lado. Pero permanezco quieta, mirándolo con cariño, mirándolo mientras se va. Deseándole buen viaje.




No hay comentarios: