5.10.2008

Llevo casi medio mes sin publicar nada, ni siquiera una fotito. Algún que otro jaleo entre manos (por ejemplo, buscar otro trabajo) que me ha tenido entretenida. Y entre tanto, la curiosa sensación de un equilibrio precario, como gotas de agua sobre una hoja nada más acabar de llover. Mi cabeza ha parado de pensar voluntariamente (ha dejado de fagocitarse a sí misma, exactamente), los nervios parecen estar anestesiados y hay más ratos en los que parece que deja de importarme más lo que sienta el resto que lo que siento yo, y comienzo a comportarme como yo quiero, aunque eso pueda hacer algo de daño; siempre quedará la opción de hablar para aclararlo. Y si no, pues qué se le va a hacer.

Asumción de las cosas que van pasando.

Igualdad frente al resto.

¿Resignación? Podría ser, pero no.

Simplemente, ir viviendo lo más tranquilamente posible. Que ya vendrán solitos los sobresaltos.



2 comentarios:

.María. dijo...

Qué pereza más grande ponerme delante del ordenador cuando no estoy currando.
Y no sé qué decirte...jooooo.
Patri, la vida sin sobresaltos no es vida, jajaja. Yo cuando no los tengo los busco, fíjate.

Muakaaaaa.

Anónimo dijo...

Me ha encantado la metáfora de la gota sobre la hoja, es más aplicable de lo que parecería en un principio.

Y es que ha medida que la gravedad te desliza por la superficie vas perdiendo parte de tu agua por ahí, se queda pegada a las superficies, en cada imperfección como cada golpe que te da la vida, a veces se fusiona con otras gotas y gana en volumen, otras veces no. Hasta que finalmente la gota cae por un extremo de la hoja y dependiendo de su suerte golpea contra hoja debajo en la que volver a empezar el proceso o da contra el suelo.