8.28.2008


Sobre la gente y lo inesperado.

---------------------------------

17 / 08 / 2008

Fin de semana en El Cairo. Ha sido de locura, guiri total, sin parar, casi sin darse cuenta, aunque ha sido intenso. Dahsur, Saqqara, Menfis, Gizah, el museo, la Ciudadela, el mercado de Khan El Khalili...

Y entre medias, comenzar o retomar el contacto con un grupo de personas. Diez días con ellas me generaban miedo al pensar que no sería capaz de integrarme, de ser "socialmente normal". Y, sin embargo, descubro que a pesar de determinadas impresiones, es un conjunto en el que integrarte no resulta complicado, incluso con aquellas personas que creías más difíciles.




Apenas he tenido ratos de soledad en estos dos días y medio. Supongo que en el barco será ligeramente distinto y cada uno podrá estar más tiempo a su aire. Pero, a pesar de esa necesidad de calma y reencuentro que preciso de vez en cuando, dos días después de comenzado el viaje, creo que me apetece más una charla tranquila con ellos fumando una sisha que leer un libro. Y eso es bueno.


23 / 08 / 2008

Se acabó (por ahora) el mundo bajo el agua. Ha sido impresionante; no sé si se repetirá una experiencia así, tanto por la vida dentro como por la vida fuera. La gente del grupo ha sido estupenda; con algunos se conecta más, con otros menos, pero en general, la semana no ha tenido ningún encontronazo.

Y la tripulación ha tenido un comportamiento espectacular. Todos hombres, la mayoría chicos jóvenes con una alegría tremenda en el cuerpo. Los gritos, palmas, chapuzones, bromas, bailes y demás regalos que nos han hecho no los olvidaré en mucho, mucho tiempo. Gracias a ellos la sensación que me llevo de Egipto es muy agradable: dulce y alegre, contrarrestando la dureza y aridez del desierto al que están acostumbrados, ya sea el de arena o el de la pobreza en que les he visto vivir.




No quiero volver tan pronto a España.

Espero regresar a Egipto algún día...


28 / 08 / 2008

Han pasado cuatro días desde que volví a Madrid, y aunque esperaba un ligero choque al recuperar mi rutina, no creía que me iba a costar tanto. Cuando me llega un mail de alguno de mis compañeros buzos es como un trago de agua dulce; cuando recibí noticias de Mahmoud me salió una sonrisa. Cuando repaso las fotos se me hace insuficiente: quiero más, no veo llegar el momento de reencontrarnos todos y hacer una cura de recuerdos. Podrá parecer exagerado, pero me he quedado bastante desconcertada ante la añoranza.

Volvía con miedo de perder la sensación que, presente a cada instante, me convertía en una personita feliz por la nueva experiencia. Sé que con el tiempo todo lo nuevo se transforma en rutina, pero ¡qué rutina aquella! A todo lo bueno se acostumbra uno, material o espiritual. Y eso he tenido la suerte de vivirlo durante 10 días.

Vuelvo alegre por lo vivido, aunque lógicamente se vaya atenuando frente al choque con la realidad de mi rutina. Vuelvo pensativa, sorprendida. Con las ganas de viajar y conocer reafirmadas. Vuelvo desconcertada.




Vuelvo entre silencio y corriente. Sólo quiero dejarme llevar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Menudo viajecito!!!

Nos vemos pronto.

Un besote.

Julito dijo...

Hacía tiempo que no venía por aquí. Resulta bonito e imprescindible darse un respiro por un tiempo, aunque sean unos días, pasarlo bien y entender que estamos aquí para eso, y no comerse la cabeza, para reencontrarse a uno mismo y a los demás. Estar frescos y alegres como una lechuga es una sensación preciosa, aunque la vuelta al cole después resulta un poco durilla :)
Bsos