7.19.2009

Desde la oscuridad y el ruido cuando nadie rodea a nadie, mirar un video una y otra vez, sin cansancio. Repitiendo los mismos minutos de metraje para captar algún posible detalle que se haya perdido antes. Recorriendo largas hileras de piel, puras y cuarteadas; escuchando algún jadeo para transportar esa música a otros lugares más íntimos. Desde la soledad y el suelo, levantarse hacia un sueño inesperado que atraviesa el tiempo, hacia algo desconocido que parte de lo conocido y es imposible de predecir.

Desde la oscuridad, el ruido de la soledad y el suelo que nos sustenta parten los sueños, con todo el material de realidad que uno desea que tengan, apoyados en mechones de pelo y láminas de piel reencontradas con la yema de los dedos. Los sueños que empiezan perdida la mirada sobre un tobillo recubierto en plata.

Para siempre, siempre seguir soñando.

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