7.27.2009


¿Dónde se ha escondido el mar del que viniste? ¿hacia dónde se marchó la luz que vino con el agua? Intuyo tempestades silenciosas bajo tu manto, como siempre que te acercas y pregunto, ingenua, por tu bien. "Todo en orden", me dirás. Pero esta vez algo te ha dolido desde el fondo, algo que se filtra entre sifones y gorgonias para dejar oir tu pena entre cantos de delfines...




-----

Esta mañana el mar ha venido hasta mí volando. He aparcado, como cada día a las siete, ante los bloques de oficinas que nos mantienen alejados del cielo durante al menos siete horas. Nada más levantarme mi cabeza se ha puesto a funcionar, cansada, haciendo cábalas sobre los asuntos que le ocupan. Desgaste. Pero la maravilla ha venido al salir del coche: un aire denso, salado y fresco, invadía todo a mi alrededor. He tenido que cerrar los ojos porque no me creía la suerte que mis pulmones y toda yo estábamos teniendo: ¡el mar había venido a mí! Como si de una caricia sonriente y animosa se tratara, el mar ha venido a decirme "venga, sólo son rachas de paso mientras llega lo mejor". Y he sonreído durante el paseo cuesta abajo hasta la puerta de mi trabajo.

Por unos momentos, esta mañana, el mar me ha hecho un regalo viniendo hasta este centro de calor arrasador, liberando mi mente de peso y congojas.

No hay comentarios: