6.22.2014

Me preguntaba mi cardiólogo hace unos días cómo me encontraba. "Bien", le decía yo. "¿Bien o muy bien?".
Bien.

Continuaba la charla, agradable; me contaba cómo el amor "ataca" directamente a la parte más animal de nuestro cerebro, la que graba con más fuerza y genera esas sensaciones que son tan difíciles de contener, tanto las buenas como las malas.

Yo debo de ser muy animal. 

No hay comentarios: