7.06.2014

Apariencias.

Es lo que viene a mi cabeza durante el día de hoy.

La gente que vive esclava de una apariencia: la de una vida feliz, completa, realizada acorde a lo que la sociedad espera para cada edad y estatus social.

Inmediatamente, a "apariencias" le siguen "cobardía" y "resignación".

Son ya unos pocos los casos más o menos cercanos que conozco, esos en los que la apariencia tiene algún que otro resquicio descuidado, sin controlar, por el que se escapa un hilito fino del miedo que se lleva dentro. Ese miedo que nos hace pensar si nos habremos equivocado tomando las decisiones pasadas; si el futuro al que nos vemos arrojados es el que realmente queremos; si la huida hacia delante que en su momento pareció la luz al final del túnel no fue sino bombilla que termina quemando a la polilla en cuestión.

El miedo mal encauzado.

Porque el miedo siempre existe. Pero otra cosa es ser cobarde.

Y miro a mi alrededor, en mi pasado y mi presente, y veo muchos cobardes que, inevitablemente, serán polillas, por mucho que aparenten. Entonces vuelvo la vista hacia mi apariencia, y veo que, aunque aún quedan dudas y miedos, en la mayoría de situaciones la cobardía no ganó la partida. 

Esta apariencia de "soledad" que parece inquietar a los que hablan de arroz pasado es la que me hace suspirar de alivio: algunas tormentas me salvaron de la trampa.

1 comentario:

A dijo...

La valentía de afrontar las cosas sin ayuda de nadie, frente a la valentía de afrontarlas sabiendo que sus consecuencias afectarán a los que te acompañan, a los que más quieres.

Son dos escalas diferentes, dificiles de comparar.

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I will never surrender?