7.13.2014

En una playa muy larga las olas golpean más suave, dando un descanso a la costa. Una pequeña lengua de arena se introduce en el agua, como una barca quieta sobre el mar movido. 

Pequeñas piedras de colores incrustadas en la arena suave proyectan la sombra larga que el atardecer les regala, aparentando pequeños y solemnes meteoritos que desaparecerán con la siguiente marea. Mis pies ni siquiera dejan huella de paso.

El mar pide cambio con cada ola. Nadie le pide cuentas, ni en su belleza ni en su ira. Simplemente le respetan: le dejan ser mar, con todos sus cambios.

Quiero ser mar.

2 comentarios:

A dijo...

Me gusta cuando escribes sobre la playa. Haces que algo bonito se vea espectacularmente único.

¿Será porque le prestas un trocito de ti ?

Patricia dijo...

Buenas,
Los comentarios anónimos no me hacen sentir especialmente cómoda, así que voy a cambiar la configuración.