11.10.2006

(III)

Le mira. Ladea la cabeza, curiosa. Con el dedo índice comienza a repasar las líneas de su cara, corriendo el maquillaje. Aprieta el dedo sobre los labios, no se preocupa de si hace o no daño, sólo de la línea roja que le cruza la cara. Parece absorta mirando esa línea que llega hasta la oreja; la observa con la boca entreabierta, sin pestañear.

Él está asombrado.

A horcajadas, la muchacha se sienta sobre sus rodillas. Posa las palmas de las manos sobre la cara manchada con un gesto suave, apenas aprieta. Lleva las manos de él, ahora también cargadas de blanco, a su propio rostro. Cierra los ojos recreándose en el contacto. Y comienza un regalo de caricias ajenas que ella misma controla.

2 comentarios:

.María. dijo...

Vaya marranada, cochina!!
¿Podrá la Nivea con todo ese maquillaje?¿Y el Ariel con los cuellos de la camisa y los puños?
Jejeje.
Buenos días niña guapa. Por estos nortes brilla el sol y el amor, pero el trabajo se hace de rogar.

Bezzzzzzzzzzzzzzzz

.María. dijo...

Hoy he soñado contigo. Estaba en tu casa (que no se parecía en nada a tu casa, claro) y esperaba a que tu te arreglaras para ir de fiesta. Estabas guapísima con un traje de chaqueta como verde... Fíjate lo que hacen los sueños que hasta tenías un escote tremendo..pero tremendo, como el de Alaska o algo así. jajajaja
Bueno, pero de ahí no ha pasado porque me he despertado, así que ni fiesta ni na.

Bezitossss