7.26.2014

Después de haber sido desobediente y haberme sumergido, perdiendo la cuenta de los picados, para bajar a ver un pequeño pulpo sobre fondo de arena (la vida de las sirenas apenas unos segundos), cambia el juego: de pie en la zodiac, sin más tela encima que un bikini (de cortesía), me deslizo sobre la superficie del mar a toda velocidad, y me siento "poderosa y sexy", como diría aquel.

La sensación de libertad es única: sólo con una mano que me aferra al barco, la diminuta espuma de cada ola que saltamos golpea mi piel, y el aire caliente se une a la guerra, envolviéndome a golpes suaves y secos. El pelo, suelto, deja libre el horizonte. A mi lado un buen amigo y alrededor, mi húmedo mundo.

Reconciliarse con lo que uno ama.

Respirar después de no respirar.

Y, aun con miedo, volver a ser feliz.

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